Cosas de abuelos

Un autobús repleto de viejecitos, de excursión a Lourdes.

Una de las abuelillas toca el hombro al chófer y le ofrece un puñado de cacahuetes sin cáscara.

El chófer, sorprendido, le da las gracias y se los come con agrado.

Cinco minutos después, la abuelita repite el ofrecimiento, el chófer vuelve a agradecerle el gesto y se come el nuevo puñado de cacahuetes.

Otros cinco minutos más tarde, llega otro puñado.

Al cabo de una docena de puñados, el chófer ya no puede más y le pregunta:

- Dígame abuelita, es muy gentil por su parte atiborrarme de cacahuetes, pero ¿no cree usted que, a lo mejor, sus cuarenta amigos y amigas querrían también tomarse unos cuantos?

- No joven no, no tenemos dientes para masticarlos.

- ¡Sólo chupamos el chocolate que los recubre!



3 comentarios:

  1. Si es que hay que mirar bien qué se lleva uno a la boca... :)

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  2. Tienes tooooooda la razón.

    Gracias por tu visita y comentario Raquel, y enhorabuena por tu blog, que me he pasado a echarle un vistazo.

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  3. Yiiiuuuck! Que asco!

    No hay que cmer todo lo que nos dan.
    Besillos

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