Un anciano italiano, que vivía en las afueras de Nápoles, fue a la iglesia local a confesarse.El sacerdote abrió el tablero del confesionario y el hombre dijo:
- Padre... durante la Segunda Guerra Mundial, una mujer bonita golpeó a mi puerta y me pidió que la escondiera del enemigo. Así que yo la escondí en mi altillo.
- Eso fue una cosa maravillosa, hijo -contestó el sacerdote- no tienes la necesidad de confesar eso.
- No, Padre, es que ella empezó a agradecérmelo con 'favores sexuales'.
- Estando en gran peligro y bajo esas circunstancias, dos personas pueden ser tentadas a actuar así. Pero si lo sientes verdaderamente, estás perdonado de hecho.
- Gracias, Padre. Esa es una gran carga que le saca a mi alma. Pero tengo una duda más...
- ¿Y cuál es, hijo?
- ¿Cree usted que debería decirle que la guerra ha terminado?
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11 comentarios:
Jajajaja, ¡Que no se lo diga!
De hecho las guerras todavia no han terminado.
ah... es que no estamos en guerra? cabrones! podríais avisar!
Hay muchas más guerras de las que debiera.
Por cierto hay un lema po ahí que decía algo así como ...
mas guarras y menos guerras... ¿o era otra cosa?
¡da igual!
Buenas noches..
Acabo de darros mi voto en Bitácoras.. mucha suerte y lindos sueños
Gracias Balovega, igualmente
saludos!!
Bien calladito y a seguir ofreciendo refugio.
Dicen que lo bueno si larguísimo 2 veces bueno. O algo así.
En el AMOR y en la GUERRA, todo esta permitido no ???? Pues eso, que aproveche lo que pueda, que al fin y al cabo, es lo mismo... je je je
Te enlazo desde MI GENERACION Z
Un abrazo
Estupendo tu blog. Te he votado en los premios bitacoras. Mucha suerte. Saludos.
Haz el amor pero no la guerra. ;-))
Jordi, Noveldaytantos, Dr. Mikel ¿y de que hay que confesarse...?
Fer, Fran, gracias por el enlace y por el voto!
saludos a tod@s!
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